Cómo practicar meditación de forma segura

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Para practicar meditación de forma segura, es importante contar con condiciones propicias y saludables que nos permitan explorar el laberinto de nuestra mente.

Ignorar este punto es arriesgado. Desde hace años le digo a las personas que si le van a entrar a la meditación, los siguientes puntos deben estar presentes:

  • Tu vida debe estar, relativamente, en orden. Es decir, tus necesidades básicas deben estar cubiertas, libre de adicciones y sin estar pasando por un trauma grave o crisis emocional que requiera atención profesional. Meditar cuando todo es un caos no dará frutos y no podrás cultivar las cualidades meditacionales necesarias para adentrarte a los niveles más sutiles de la mente.
  • Debes contar con trabajo psicológico previo. Este punto es crucial. Hay miles de casos de personas que se adentran al mundo de la meditación sin haber trabajado sus patrones inconscientes con un psicólogo. Meditar sin hacer este trabajo es arriesgado porque si algún trauma surge, éste puede desbalancear por completo nuestra práctica y literalmente llevarnos a estados emocionales nocivos. Por eso primero ve al psicólogo, conócete y cultiva una terapia conductual que te permita meditar de forma segura.
  • Debes tener un maestro de meditación. Pero no cualquier instructor. Debe ser alguien que haya meditado gran parte de su vida, haya trabajado sus apegos profundamente y que conozca a profundidad por lo menos una tradición espiritual que se apoye en práctica contemplativas. Adentrarse a la meditación sin un guía de este tipo puede terminar, en el mejor de los casos, en un estancamiento. Pero en el peor de los casos, en depresión o desmotivación profunda.

Dicho lo anterior, también recomiendo cultivar las siguientes cuatro cualidades meditacionales. Dos de ellas las enseñó el Buda a profundidad: la calma (shámatha) y la claridad (vipássana). Las otras dos son cualidades que después se les dio más énfasis en las diferentes escuelas budistas que surgieron, especialmente en el Mahayana y Vajrayana.

Estas cualidades, cuando se fortalecen, le dan un balance óptimo a la mente para interactuar con las diferentes energías reprimidas de nuestro cuerpo y mente, así como con los patrones más complejos y necios con los que podemos encontrarnos al meditar a profundidad.

Te recomiendo que practiques cada una de estas cualidades. Cada una de ellas se puede cultivar con la técnica de mindfulness de meditación.

Cultivo de calma

El objetivo es que la mente pase de la actividad a un estado de quietud. De agitación a tranquilidad. Durante el día, en nuestra mente estamos pensando, hablando, imaginando, trabajando o fantaseando. Al contemplar la respiración, el objetivo es que poco a poco dejemos de hacer todo eso y lleguemos a la calma mental. 

Sin calma es imposible que se desarrollen el resto de las cualidades meditacionales. ¿Cómo aprenderemos a tocar el piano si no nos sentamos? ¿Cómo nos vamos a dormir si no nos acostamos? De la misma forma, ¿cómo vamos a desarrollar claridad si no nos calmamos?

El cultivo de calma no tiene por que ser una práctica complicada, es decir, muchos al principio nos enfocamos en que la mente llegue a una quietud de forma forzada. Y sí, puede que en un inicio necesitemos algo de disciplina para que la mente poco a poco nos haga caso y decida tranquilizarse.

Pero la verdad es que no tenemos que ser tan serios en el asunto. 

Es tan simple como cuando estamos caminando de un lado a otro y decidimos sentarnos. Pasamos de estar haciendo cosas en la cabeza, a simplemente “sentarnos” mentalmente hablando. 

Si no podemos calmarnos porque no sabemos cómo, ok, no pasa nada. Lo que podemos hacer es descansar nuestra atención en una “mecedora” mental. ¿Y cuál es esa mecedora? La respiración. La instrucción es:

  1. Siento cómo inhalo aire.
  2. Siento cómo exhalo aire.

Es todo.

“¿Y cómo se siente la inhalación?” 

Pues solo nos damos cuenta de las sensaciones en nuestras fosas nasales cuando entra aire a nuestros pulmones. Nos damos cuenta de las sensaciones en nuestro abdomen al expandirse.

“¿Y cómo se siente la exhalación?” 

Solo nos damos cuenta de las sensaciones en nuestras fosas nasales cuando el aire sale de nuestros pulmones. Nos damos cuenta de las sensaciones de nuestro abdomen cuando éste se contrae.

“¿Y luego?” 

Luego volvemos a sentir cómo inhalamos y cómo exhalamos. Una y otra vez.

“¿Y si me aburro?” 

Tienes dos opciones: 

  1. Hacer lo mismo de siempre, o sea, meterte a Facebook, Instagram, YouTube o Twitter.
  2. Aprender a calmarte.

Si te fijas, el aburrimiento al meditar no es otra cosa mas que una intolerancia a la calma.

Nadie nace tolerante a la calma. Al principio TODOS somos pésimos para meditar. No solo tú.

Practica para que puedas cultivar el resto de las cualidades meditacionales.

Cultivo de bienestar fundamental

Si logramos calmarnos poco a poco, comenzaremos a sentir un alivio, un descanso, un bienestar. A este bienestar lo podemos llamar también bondad fundamental o salud innata. Uno simplemente se siente bien porque dejamos de actuar mentalmente de forma agitada.

Este bienestar es un punto medio entre la actividad mental y la completa ausencia de consciencia. Si llegáramos a este último extremo seguro nos quedaríamos dormidos. El bienestar fundamental es un estado de alerta el cual es muy saludable, muy sanador y muy regenerativo.

Se siente como si estuviéramos en paz con todo. Es vivir en armonía con este momento. 

Tratar de llegar al bienestar fundamental en un momento de crisis es muy difícil, lo cual es irónico porque muchas personas se acuerdan de la meditación solamente cuando están pasando por un momento de mucha angustia y es cuando buscan calmarse en el momento. 

Pero si no se practica la meditación diariamente, difícilmente podremos contactar con la calma y el bienestar fundamental que yace en nuestra mente.

Para cultivar esta bondad innata, solo hay que darnos cuenta de que la calma mental se siente bien, se siente como un balance y permitir que este balance crezca. Es todo.

Para que el bienestar impregne poco a poco nuestro cuerpo y mente, es necesario cultivar la siguiente cualidad: la confianza.

Cultivo de confianza

Gracias a que sentimos un bienestar en nuestra mente y cuerpo, gracias a la contemplación sin esfuerzo de la respiración, podemos confiar en la calma y el bienestar que nos brinda.

Podemos confiar en la meditación. Podemos abrirnos a sentir más el alivio que nos da contemplar la respiración.  

La confianza meditacional se cultiva cuando nos damos chance de soltar el control sobre lo que percibimos. No obstante, es muy difícil lograr esto si no hemos cultivado las cualidades anteriores, es decir, ¿cómo vamos a confiar y soltar el control si continuamos agitados y sin sentir alivio?

Justo la calma y el alivio es lo que nos anima a confiar más en la verdadera naturaleza de nuestra mente, la cual es saludable, luminosa y bondadosa.

Cuando comenzamos a confiar, nos damos cuenta de dos cosas:

  1. El bienestar fundamental crece si le damos espacio y…
  2. Hay más áreas en nuestra mente y cuerpo que están “atoradas”.

La confianza es justo ese espacio que necesita la calma y el alivio para que se expandan por nuestro cuerpo y mente. No obstante, conforme aprendamos a soltar el control y abrir más nuestra percepción, seguramente nos encontraremos con algunas partes de nuestro ser que no fluyen tan bien. 

Es probable que aparezcan los bloqueos energéticos, tal vez aparezcan emociones reprimidas, ganas de llorar, coraje, libido, dolor físico, tensión, hormigueo o fuertes corrientes de energía.

Tal vez no pase nada de eso (todavía).

Para cada persona es diferente pero si llegas a sentir algo así, mi recomendación es que te des un descanso de la meditación y busques a un maestro que te ayude con los síntomas.

Cultivo de claridad

Por último hablaremos de la claridad. Esta cualidad es de las primeras que comenzamos a cultivar al sentarnos a meditar. Cuando contemplas la respiración, lo que haces es llevar claridad a esas sensaciones.

Llevas la luz de la consciencia a esa parte de tu cuerpo.

Pero para que haya más claridad, es necesario que las otras cualidades estén también presentes. Es decir, la calma, el bienestar fundamental y la confianza, son los aspectos que mejoran la precisión de nuestra claridad.

Gracias a que no hay agitación, ansiedad o exceso de control, la conciencia se “limpia” y discierne mucho mejor que antes. Gracias a que uno confía más y se abre más a percibir las sensaciones, la consciencia es más clara e iluminadora.

Hay que recorrer el camino poco a poco

La claridad, si bien se puede cultivar con facilidad, hay que nutrirla con cautela. Justo por lo que menciono antes, abrirnos demasiado rápido a sentir y percibir todo lo que nuestro cuerpo y mente sienten, puede ser una experiencia abrumadora, desagradable o, en el peor de los casos, aterradora.

Recomiendo primero cultivar las cualidades anteriores. 

Recuerda que la luz de la consciencia, una vez que se enciende, no se puede apagar con facilidad. Si no estás listo para ver todo lo que vive dentro de ti, puede que la experiencia sea un poco o bastante traumática.

Primero hay que cultivar una calma firme, inamovible. Es necesario domar a nuestra mente lo suficiente como para hacerle frente a energías reprimidas que surgen más adelante. 

De la misma forma hay que conocer muy bien la bondad fundamental. Hay que saber cómo funciona el mecanismo de este alivio meditacional.

La bondad fundamental es una cualidad esencial para trabajar con energías difíciles. Es lo que vamos a usar para apaciguar poco a poco todos los traumas con los que cargamos. 

Primero hay que conocer esta bondad y fortalecerla lo suficiente como para explorar lugares muy oscuros de nuestra mente y cuerpo.

De la misma forma, la confianza se debe nutrir para que podamos darle el espacio suficiente a las otras cualidades. La confianza incremente la calma, la bondad y la luminosidad de la claridad. Esta confianza, cuando es sólida, se percibe como entereza y temple. La confianza deja de ser una simple curiosidad y se transforma en una conciencia libre de miedo.

¿Cuánto tiempo debes cultivar estas cualidades meditacionales?

Varios años. No te puedo dar un número exacto porque cada persona posee hábitos nocivos y saludables diferentes. Lo que sí te puedo decir es que es mejor prevenir.

Es como cuando decides hacer ejercicio. Uno no hace los ejercicios más difíciles sin antes haber fortalecidos los músculos. No realizas saltos arriesgados si tus articulaciones y extremidades no cuentan con la flexibilidad suficiente. Uno no trata de levantar pesas muy grandes sin antes haber dominado la técnica a la perfección.

Lo mismo debe hacerse al practicar meditación.

Aquí los músculos que se tienen que fortalecer antes de aventarse a cultivar claridad son la calma profunda, la bondad fundamental y la confianza libre de miedo.

Si tienes dudas contáctame.