
Sin devoción a la respiración, toda práctica de mindfulness de la respiración (Ānāpānasati) que hagas es como si no hubiera ocurrido.
Puedes prestar atención a la respiración y observarla en automático. Pero también puedes hacer eso mientras al mismo tiempo piensas en otra cosa. Puedes estar atento al ir y venir de la respiración, pero al mismo tiempo mantenerte distante de la inhalación y exhalación.
Sin devoción al mantra, a sus vibraciones o a su significado, la práctica ni siquiera toca la punta del iceberg.
Puedes acumular millones de recitaciones de mantra pero, sin devoción, es como si hablaras por hablar, o hablaras sin consciencia durante horas. El mantra es una poderosa herramienta de meditación que se dispara si tu devoción a él está presente.
Cuando recitas mantra, es como si encendieras la corriente de electricidad de tu mente y cuerpo, la cual está encargada de activar la consciencia.
Pero sin devoción es como si esta corriente de electricidad se desperdiciara. Como si dejaras encendidas las luces de una casa deshabitada.
Devoción es habitar nuestra casa
Puedes rezarle toda tu vida a Dios, a Ganesha o al Buda pero hacerlo sin fe es como si oprimieras “play” a una grabación de oraciones y te fueras a otro lado.
¿Y qué es devoción?
Es entrega, presencia y unificación. Es disposición y apertura sin resistencia.
La devoción es lo que te permite unificarte con tu objeto de atención.
De hecho, en muchas ocasiones usas la devoción sin darte cuenta y no siempre con resultados favorables. Cuando eres adicto a, digamos, enfurecer, sin duda eres devoto(a) a tu enfermedad emocional.
Eres devoto a querer ganar una pelea a como dé lugar. Estas entregado de forma 100% sumisa al placer que te causa lastimar al otro.
Por eso en la práctica espiritual se cultiva devoción a sucesos saludables y sagrados. Esta sumisión es la mejor de todas las sumisiones.
Cuando te entregas a lo sagrado esto implica que dejas de existir de forma “descompuesta”, para “renacer” de una forma mil veces más sagrada.
Y lo puedes hacer todo en unos segundos, siempre y cuando sepas cómo tener fe y devoción a los sucesos sagrados.
Todos tenemos el potencial de volvernos budas con nuestra práctica
En el Budismo decimos que todos poseemos Naturaleza Búdica (tathāgatagarbha). Es decir, todos tenemos el potencial de volvernos Budas.
Cuando se cultiva devoción a la respiración al practicar mindfulness de la misma, al mismo tiempo te rindes a la naturaleza búdica que se encuentra en tu respiración y en tu cuerpo.
Al cultivar devoción de esta forma, creas una conexión con la naturaleza sagrada de tu ser que siempre has tenido.
No se trata simplemente de poner atención a la respiración para calmarse y ya. Se trata de mucho más: la atención abierta y entregada a las sensaciones de la respiración son un cultivo directo de naturaleza búdica.
Es una forma de activar ese potencial sagrado que todos los seres tenemos.
Cómo cultivar devoción con la respiración
Aquí te mando unos pasos para que cultives esa devoción del mindfulness de la respiración:
- Cuando te sientes a meditar con la respiración, dedícate solo a hacer eso. Deja tu teléfono en otro lado, vete a una habitación en donde no interactúes con más personas. Pon en pausa literalmente todo excepto meditar.
- Al prestar atención a la respiración, considera que tu respiración es un suceso sagrado. Tal vez al principio te cueste trabajo verlo así porque llevas toda tu vida considerando a la respiración como un suceso común y corriente, pero en verdad el inhalar y exhalar es todo un milagro que ocurre todos los días. Poco a poco verás que es una maravilla de actividad.
- Cuando percibas las sensaciones de tu inhalación y exhalación, hazlo con disposición a sentirlas, a conocerlas, a saborearlas por así decirlo. Esta apertura a las sensaciones es el principio de la unificación de tu mente con la respiración. Gracias a esta unificación, las bendiciones de la respiración empiezan a permear tu mente.
- Poco a poco comenzarás a sentir una bondad fundamental en la contemplación de tu respiración. Se siente como una paz y contento por nada, como un alivio profundo y sanador, como una medicina que nunca se acaba. Permite que esta naturaleza crezca en ti.
Y listo, con esto podrás poco a poco cultivar cada vez más esta devoción y entrega a lo más sano y sagrado de tu ser, a través de algo tan natural como la respiración.